Navarra es el sorprendente reino al que no le falta de nada. Un día te calzas las botas y llenas los pulmones de aire fresco rodeándote de miles de hectáreas de bosques y observas el atardecer desde la bañera de una habitación con vistas al paraíso. Al otro, paseas entre las piedras centenarias de un patrimonio que emociona o catas deliciosos vinos y quesos bajo las estrellas o en un acogedor salón de diseño.
Para dormir como nunca, comer mejor que bien y, sobre todo, descansar, basta con pasar tan solo unas horas en algunos de estos hoteles con encanto en Navarra que he tenido la suerte de descubrir. Nada más llegar, siempre me inunda la tranquilidad y, al marcharme sintiéndome como nueva, vuelvo a confirmar por qué cada tanto siempre siento la necesidad de volver.