Soy de Madeira y, aun así, esta isla nunca deja de sorprenderme. Durante todo el año, siempre encuentro buenas razones para hacer una escapada a diferentes partes de la isla: descubrir un paisaje nuevo, una cascada, un jardín o una puesta de sol en el mar. Me encanta caminar junto a los canales de agua, conocidos como “levadas”, o por los bosques de Laurisilva, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El verde irreverente de los árboles, el olor a tierra húmeda, el aire fresco y la adrenalina de la aventura me hacen llegar al final de cada caminata con una sensación de bienestar incomparable.
La comida regional es otro de los puntos fuertes de Madeira, sin duda. El tradicional pan “bolo do caco” con mantequilla de ajo, el filete de atún, las lapas a la parrilla y la poncha de maracuyá son solo algunos de los imprescindibles. Otras de las ventajas de una escapada a Madeira son el clima y su ubicación: la temperatura media anual son unos agradables 22 ° C en verano y 15 ° C en invierno, y no son necesarias muchas horas de viaje para llegar a cualquier punto de la isla.
Para aprovechar al máximo cada zona, hay excelentes hoteles que bien merecen una visita, tanto para un “madeirense”, como somos llamados los locales, como para los que la visitan por primera vez. Junto al mar, la montaña o las piscinas naturales, recomiendo 5 hoteles en Madeira(fuera de Funchal) para una visita que no olvidaréis.