Casas rurales en Sevilla para enamorarse del campo andaluz

Hay sitios en los que se respira la historia. Carmona, con más de 5.000 años a sus espaldas, te descubre a cada paso vestigios de las culturas que la convirtieron en uno de los centros neurálgicos de la Hispania romana y la Al Andalus musulmana. Situada en una colina desde la que se domina el valle del Guadalquivir, este precioso rincón ofrece a sus visitantes monumentos tan imponentes como el Alcázar de la Puerta de Sevilla.

Dentro de las murallas de la ciudad antigua, en una tranquila calle peatonal, se sitúa la Casa de Arcos Mudéjar, un alojamiento ideal para parejas o familias con ganas de disfrutar de uno de los lugares con más encanto de Sevilla. Nada más entrar, las vistosas flores del patio de entrada te dan la bienvenida, pero lo que de verdad llama la atención son los arcos mudéjares conservados en varias de las habitaciones y espacios comunes de la casa. Estos guiños a la tradición histórica de la ciudad no están reñidos con la comodidad: la casa dispone de todo lo necesario para pasar unas vacaciones inolvidables.

La Sierra Norte de Sevilla es tan rica en la diversidad de sus paisajes como en las posibilidades que ofrece para los amantes del turismo activo. Entre monumentos naturales como las cascadas del Martinete, sorprendentes formaciones geológicas y frondosos bosques que se extienden en las riberas de los ríos se encuentra el Paraíso del Huéznar, un complejo rural de cinco casas ideal para disfrutar de unos días de paz y tranquilidad.

Todas las casas disponen de cocina totalmente equipada y un porche privado, perfecto para tomar el desayuno al aire libre y contemplar el cielo estrellado. Entre los espacios comunes destaca la piscina rodeada de cómodas tumbonas, ideal para refrescarse antes o después de una ruta de senderismo por los alrededores. Todas las casas tienen su encanto, pero la Garza Real, con capacidad para 12 personas, me enamoró con sus muros de piedra, su gran chimenea y los detalles de una decoración rústica pero muy acogedora.

Rodeada de prados y olivares, el cortijo de Las Navezuelas ofrece otra perspectiva de la Sierra Morena sevillana. Su ubicación es perfecta para calzarse las botas de senderismo y descubrir una zona de dehesas, ríos y bosques bajos, o acercarse a Cazalla de la Sierra, descubriendo a nuestro paso preciosas iglesias y rincones pintorescos que bien valen un buen paseo.

La familia que regenta este complejo rural lleva 25 años ofreciendo unas instalaciones de primera categoría a sus huéspedes, y eso se nota en los detalles. Las antiguas dependencias de una granja se han reconvertido en un conjunto de casas en las que todo está cuidado para ofrecer una estancia de lo más agradable. Ya sea en sencillas habitaciones, suites o casas independientes, Las Navezuelas se adapta a cualquier necesidad, incluida la de darse un chapuzón en su piscina, desde donde se puede contemplar una bonita panorámica de la Sierra.

Entre palacios renacentistas y otros edificios de incalculable valor histórico que han servido de escenario para la serie Juego de Tronos, se alza La Casona de Calderón, una de las más genuinas casas rurales en Sevilla. Su precioso patio central da acceso a las 15 habitaciones, cada una de ellas con su peculiaridad pero todas provistas de suelos de madera, techos artesonados y muebles de época capaces de transportarte a un remoto pasado sin renunciar a las comodidades propias del presente.

La Casona es uno de los lugares imprescindibles de Osuna, no sólo como alojamiento sino también como museo, con todo tipo de piezas históricas y recuerdos artesanales. También es un referente como restaurante, con una cocina moderna que ofrece un contraste con el entorno de lo más sugerente. ¿Lo mejor? Te harán sentir como en casa y, si necesitas reponer fuerzas después de un intenso día de turismo, cuentan con servicio de masajes en la habitación.

Si buscas casas rurales en Sevilla, pocas te sorprenderán tanto como Ardea Purpurea Lodge, uno de los establecimientos hoteleros más singulares de toda la provincia. Situado en pleno Parque Nacional de Doñana, este remanso de paz rodeado por un denso bosque cuenta con construcciones típicas de las marismas, una serie de chozas con muros de piedra y techumbres de castañuela (un tipo de paja propio de la zona) que proporcionan una simbiosis perfecta con el entorno natural.

Una gran piscina de agua salada con forma de lago ocupa el centro de este complejo en el que no falta de nada: amplios jardines, habitaciones con terraza y un restaurante de altura, recomendado por la Guía Michelín. Un espacio de calma y bienestar en el que los pájaros y los sonidos de la naturaleza son la banda sonora perfecta de una experiencia que querrás volver a vivir una y otra vez.