Casas rurales en Extremadura con piscina, un paraíso entre cascadas y valles de cerezos

En pleno corazón de la comarca de La Vera se encuentra el hotel rural con piscina El Turcal, la mejor alianza posible entre tradición y modernidad. Hablamos de un antiguo secadero de pimientos de comienzos de 1900 rehabilitado para ofrecer la máxima comodidad posible.

Un original espacio inundado de luz natural en el que cobran protagonismo los suelos de barro cocido, los muros de piedra y los muebles de madera, con detalles artísticos allí donde se dirige la mirada: cuadros, fotografías e ilustraciones que aportan sosiego y belleza a cada una de las estancias.

Pero hay más: escaleras de roble y pasarelas de cristal conducen hasta las habitaciones, de techos altos y abuhardillados, iluminados por amplios ventanales que se abren al jardín con piscina del exterior. ¿Qué decir de su patio interior, donde se oye el rumor del agua de la alberca? Un espacio ideal “para disfrutar de una copa o simplemente para reconciliarte con el mundo“, en palabras de sus dueños.

En Las Cabañas de La Vera el verde inunda tus ojos. Un enorme jardín, muy cuidado y con numerosos árboles, acoge ocho casas rurales independientes, con distintas capacidades para adecuarse a los deseos y necesidades de sus huéspedes, ya sean parejas, familias o grupos de amigos.

Las casas están especialmente preparadas para el verano, con muros de piedra que no dejan pasar el calor y, sobre todo, con acceso directo a las dos piscinas privadas (una solo para adultos y otra infantil), ideales para darse un chapuzón antes o después de afrontar alguna de las innumerables rutas de senderismo a las que invita el campo extremeño. ¿Y para comer? Además de las cocinas totalmente equipadas, el complejo rural ofrece una zona de barbacoa donde cocinar a la brasa las excelentes carnes y verduras de la zona.

Las Hurdes es una de las comarcas españolas más desconocidas y, a la vez, de las más deslumbrantes. Al norte de Extremadura se encuentra esta tierra repleta de maravillas naturales y pueblos con encanto, que podrás conocer con detalle alojándote en Ramajal Rural. Allí te recibirán Margarita y Genaro, encantadores anfitriones que agasajan a sus huéspedes con verduras de su huerto ecológico y una deliciosa mermelada casera de cerezas.

Lo más destacado de este complejo rural con cinco espaciosos apartamentos de distintas capacidades, a cual más acogedor, son sin duda las inmejorables vistas desde las terrazas de cada uno. Para combatir el calor, nada mejor que acercarse a la piscina natural de la pedanía, lo más parecido a una playa de interior dominada por el verde de una arboleda y el frescor de las aguas del río Horcajo.

Hay lugares en los que a uno le gustaría dejar atrás todo lo que le preocupa y quedarse a vivir. Son sitios como El Secadero, uno de los hoteles y casas rurales en Extremadura con piscina más apetecibles gracias a la calidad de sus instalaciones y a su ubicación inmejorable, en las faldas de la Sierra de Gredos.

Este antiguo secadero de tabaco situado en Jarandilla de la Vera te recibe con su amplio jardín, donde la piscina y un parque infantil harán las delicias de los más pequeños, mientras tú disfrutas del descanso que mereces en una de las tumbonas.

Las cuatro habitaciones dobles cuentan con baño privado y una decoración sobria y elegante, el contraste perfecto para el verde que atraviesa la mirada cuando te asomas a alguna de las terrazas. Para los días de frío, el salón común cuenta con cómodos sofás y una gran chimenea para entrar en calor. Y en el porche principal dispones de una barbacoa para comer o cenar al aire libre. Lo dicho, ¡para quedarse a vivir!

Si lo que buscas es fundirte con la naturaleza, el Hotel Rural San Giles es una elección infalible. Este establecimiento eco-friendly que reúne en una sola planta todas las habitaciones, privadas y comunes, está situado en mitad del campo verato, en un lugar donde hace más de 2.000 años hubo un asentamiento celta.

Algo de la magia de aquellos tiempos ha llegado hasta nuestros días: solo tienes que tumbarte de noche en su magnífico jardín a contemplar las estrellas y dejarte llevar.

El edificio, de reciente construcción, combina la madera y la piedra y se integra a la perfección en el paisaje. Las habitaciones tienen nombres de árboles y plantas autóctonas, espacios sugerentes con suelos y techos de madera y una decoración sobria y relajante. La guinda del pastel es su piscina privada, un remanso de paz en el que dejar pasar las horas.