El regalo de viajar es pensar siempre en el siguiente destino, por eso te propongo una variedad de opciones, de playa o montaña, en las que cambiar hoteles por un alojamiento rural.
Desde un agroturismo de lujo en Mallorca a una masía fortificada en el Ampurdán, este año puedes pasar una Nochevieja bien diferente. ¡Reserva corriendo, que tienen plazas muy limitadas!
Para empezar, vamos a liberarnos un poco de prejuicios con este destino. Cas Cabo Nou es un agroturismo mallorquín que está en medio del campo de Sant Llorenç des Cardassar y que ha sido diseñado para gozar del paisaje de la Sierra de Levante. No está a pie de playa pero en verano goza de una espectacular piscina.
Está a la altura de algunos de los mejores hoteles que hemos visitado pero sigue respirando alma rural, así que en Nochevieja vas a poder encerrarte muy feliz en sus estancias para disfrutar de todos sus servicios.
Cuando pensamos en casa rural muchas veces queremos justo eso: una casita en el campo. Pues aquí la tienes: Casa Rural Santu Colás es una de las favoritas de la gente y así lo han decidido sus visitantes, que la siguen aupando a lo más alto en las valoraciones.
Es una casa familiar de ocho habitaciones dobles (ampliables con cama supletoria) reconvertida en un alojamiento rural, con gestión familiar, en un pueblecito hermoso y tranquilo situado a pocos kilómetros de todo tipo de planes: visitar el Santuario de Covadonga, las playas de Ribadesella o el Funicular de Bulnes.
Si consigues reservar a tiempo, la Casa Rural La Perla es ideal para tenerla al completo. Tiene seis habitaciones dobles, no necesariamente para parejas, y suma puntos por un montón de detalles. Para empezar, combina la decoración relajante en los dormitorios y el toque rural en el resto de la casa.
El salón es supercómodo, con una megabiblioteca, y además cuenta con un precioso jardín y piscina climatizada (que en invierno no vas a usar porque ¡lo mismo te encuentras nieve!). Aparte, se ocupan de los desayunos y las cenas si así lo deseas. ¡Mimo total!
Dicen que Extremadura es para entendidos y, si esto es así, entonces Hervás es un destino gourmet. La mejor manera para llegar es en coche porque en autobús o en tren la cosa se te va a hacer larga. Quizás por eso mismo sigue estando al margen de las modas, a pesar de ser uno de los pueblos más bonitos de España, con la combinación justa de paseos, montañas y gastronomía.
Es un lugar para desconectar, descansar y bajar el ritmo. Por eso Casa Rural El Jardín del Convento es tan apropiado. El edificio es una casa solariega del siglo XIX reformada que conserva el encanto de la piedra y la madera, potenciando las comodidades de sus seis habitaciones y espacios comunes. Aquí domina el silencio pero, si queremos socializar, en el salón hay chimenea y hasta un piano.
Canarias es un superdestino en Navidades, con su clima templado, paisajes increíbles y la posibilidad de poder bañarte en el mar en pleno diciembre (con una temperatura en el agua alrededor de los 21ºC). Además, si vienes con niños, tienes muchas opciones de alojamiento y entretenimiento, tal y como te explicaba recientemente en “Tenerife con niños: cazando volcanes entre mar y nieve“.
Precisamente, el Hotel Rural Finca Salamanca es uno de mis alojamientos favoritos. Está fuera de los circuitos más conocidos, en Güímar, uno de los pueblos más bonitos de Tenerife. Se trata de una combinación de suites y bungalows cómodos, agradables y tranquilos que se convierten en el campamento base ideal para moverse por todo el nordeste de la isla.
El Ampurdán, o l’Empordà, no solamente es una de las comarcas más amadas, ricas y bellas en cuanto a naturaleza se refiere en Cataluña, sino que es uno de los mejores destinos para el turismo rural, en su sentido más ecléctico. Aquí puede uno alimentar su alma sibarita con gastronomía, vinos y todo tipo de delicatessen, o más bien echar kilómetros en paseos y enclaves donde respirar a pleno pulmón.
Ese espíritu que mezcla hedonismo y tradición se ha logrado con Ses Garites, una masía fortificada del siglo XVI que ha sido recuperada por un grupo de apasionados ampurdaneses. Los propietarios han mezclado diseño y decoración de este siglo con un edificio de piedras, ventanas enrejadas y vistas espectaculares, distribuido de manera adaptada a cada una de las 5 habitaciones y la Suite Miseta, que incorpora dos habitaciones y una sala para gozar de la intimidad en familia o con amigos.
¿Cuántos caseríos vascos auténticos son ahora casas rurales? Casa Rural Jesuskoa es, sin duda, uno de ellos, por eso sigue recibiendo las valoraciones más altas. Ante todo, por el peso de su historia. La casa fue construida en 1688 y, aunque se han adaptado sus espacios para ofrecer alojamiento, se sigue cultivando la tierra y criando animales.
Es una isla anclada en el tiempo que ha conseguido sobrevivir a la presión de la zona por abandonar la tierra. Su fórmula es exquisita: cuatro miniapartamentos con capacidad para cuatro o cinco personas, para familias o parejas, con cocina y zonas de estar, decoración tradicional pero amable y con admisión de animales.