Europa

10 barrios europeos donde perderse

¿Quién no ha escuchado hablar sobre Londres, París o Roma? Son los centros de ebullición de Europa.

Las ciudades románticas, cosmopolitas y culturales. Nosotros, en nuestro afán de encontrar esos pequeños rincones perdidos, nos hemos puesto a buscar el lado más auténtico de las ciudades que no dejan de mutar, que en cada estación del año nos ofrecen una cara diferente y a cuál mejor. ¿Quieres descubrir los mejores barrios europeos en los que perderse? Pues dejamos de lado los clásicos y nos centramos en las zonas más auténticas en las que todavía palpita la esencia de viejo continente. Barrios que conservan el alma de la ciudad, que empiezan a despertar por su vida y que en su esencia proponen un punto de vista nuevo a cada una de las ciudades a las que pertenecen. ¿Preparado para descubrirlos?

1. Shoreditch

Londres es una de las grandes metrópolis del mundo en las que, por muchas veces que las hayas visitado, siempre te queda la sensación de no haber recorrido todo. Y es que Londres tiene mucho más que ofrecer que el famoso Big Ben, la Torre de Londres y el cambio de guardia del Palacio Real de Buckingham. Si realmente quieres tomar el pulso, acércate al barrio de Shoreditch, en la zona este de Londres, que ha sufrido una enorme transformación y se ha convertido en el barrio predilecto de los artistas de la ciudad. El ambiente de sus calles, sus galerías de arte, bares, cafeterías o el mercado de flores de Columbia Rd son motivos más que suficientes para reservarte un día entero descubriendo el barrio. Y si la visita te pilla con hambre, no lo dudes, el Rivington Bar Grill es el sitio perfecto para probar la auténtica comida británica.

2. Trastevere

A Roma le sobran razones para visitarla -o más bien monumentos- porque Roma es un gran museo al aire libre que deslumbra por sí solo. Pero si además de descubrir la Roma más monumental quieres mezclarte con los lugareños, el antiguo barrio medieval de Trastevere, apartado de la ciudad por el río Tiber, es una visita obligada. Desde la especial Piazza de Santa Maria, las callejuelas coloridas y menos transitadas, hasta llegar al mercado de productos naturales de la Piazza Cosimato, todo aquí tiene un aura especial. Porque el Trastevere es el barrio perfecto para saborear la ciudad a un ritmo más lento.

3. Canal Saint-Martin

¿Cuantas veces habrás oído hablar de la famosa ciudad del amor? Olvida los tópicos porque aunque es verdad que la Torre Eiffel impresiona, ahí no encontrarás el ambiente parisino real. Las avalanchas de turistas son esquivadas por los habitantes de la ciudad con mucho arte en el distrito 10. Se trata del canal Saint-Martin, que empieza en la Plaza de Stalingrad y se acaba en Bastille. Aquí verás en directo la vida bohemia y entenderás por qué encontraban inspiración artistas de la talla de Picasso, Van Gogh o Monet. Realmente es una microciudad dónde todo parece perfecto. Al caer el sol todos salen a practicar la tradición francesa del picnic. En cualquier lugar podrás untar queso y jugar con el reflejo del río emulando a la famosa Amélie.

4. Mouraria

Con el famoso elétrico amarillo, reflejo de los clichés del romanticismo y nostalgia que invade la capital lusa, se llega a Mouraria, con diferencia el barrio más multicultural de Lisboa. Paseando sin rumbo por las escadinhas y calles empedradas te toparás con conciertos, restaurantes y bares clandestinos. Entre sus muros, se entonaron los primeros versos del fado que, cuando lo escuches en vivo, descubrirás el alma de esta ciudad. Y es que Lisboa tiene mucho de nostalgia, de una decadencia que la convierte en única y hace que te enamores de ella.

5. De Pijp

Los canales, el Rijkmuseum o el Museo Van Gogh están ya muy vistos, pero en Ámsterdam hay otros muchos rincones menos convencionales para el viajero de paso. Si quieres descubrir el barrio De Pijp, lo ideal es montarte en una bici para tener la misma perspectiva que todos los habitantes de la ciudad y llegar al barrio desde cualquiera de los 16 puentes que lo conectan con el resto de la urbe. Una vez allí, piérdete en el Sharphatipark, un jardín de estilo inglés que es un oasis perfecto para evadirse del ajetreo diario. Aunque lo que verdaderamente imprime carácter al barrio es el mercado callejero más grande de Europa: Albert Cuypmarkt, donde es posible comprar de todo. Y ya, si te comes unos haring (arenques crudos), estarás integrado al 100%.

6. Kreuzberg

Kreuzberg es el barrio donde nacen y mueren las tendencias, pero también es la incubadora del alma de Berlin. Durante la RDA, Kreuzberg era parte de Berlín Occidental, separado de Friedrichshain y Mitte por el río Spree y finalmente también por el Muro de Berlín. Después de la caída del muro en 1989, decenas de artistas cruzaron hacia el este y utilizaron el hormigón blanco como un lienzo. Las imágenes que crearon forman un impresionante monumento a la libertad. ¿Qué ver en Kreuzberg? Simplemente callejea y entra dónde te apetezca, aunque si hay un imprescindible aquí, ese es el Aufbau Haus 6, en Moritzplatz: una antigua fábrica reconvertida en 2011 como un centro de cultura. El edificio alberga empresas creativas, talleres de artistas, galerías, cafés y mucho más.

7. Žižkov

Una vez visitado el puente de Carlos IV y el castillo, llega la hora de disfrutar como auténticos locales. Para eso, nada mejor que acercarse a Žižkov, situado en la parte este del centro. Es uno de esos barrios con identidad propia donde todo se habla con una cerveza en mano. Hoy Žižkov, es el barrio con más bares per cápita de Europa. Un buen lugar donde pasar una tarde sin prisas y visionar la ciudad desde lo alto de la Torre de Televisión, diseñada en su momento para bloquear las señales que venían del oeste y uno de los símbolos que nos recuerdan lo que fue el comunismo.

8. Barrio judío

Budapest fue cosmopolita antes de que inventaran el término. Allí, durante siglos, personas de diferentes religiones convivían hasta el terrible holocausto. En la parte de Pest, a la orillas del Danubio se encuentra el Barrio Judío, uno de los lugares más importantes para entender la historia de la ciudad empezando por la Gran Sinagoga, la segunda más grande del mundo. Pequeñas callejuelas con reposterías judías, tiendas de alimentación kosher y edificios supervivientes que son la huella de un período nefasto, pero del que no conviene olvidarse. En el mismo distrito VII están los ruin pubs, locales y naves abandonadas que los jóvenes rescatan pagando una pequeña mensualidad al ayuntamiento y montando curiosos bares que siempre están abarrotados. Para mimetizarte pide un palinka, el aguardiente húngaro, en el Szimpla Kert.

9. Grinzing

Más allá de los muros de palacio, detrás de las caballerizas y debajo de los lujosos trajes operísticos, surge una Viena diferente. En el norte de la ciudad, rodeado de viñedos y en la ladera de las montañas está Grinzing. El barrio está repleto de tabernas típicas llamadas Heuriger, dónde sirven vino de cosecha propia para brindar con locales al son de Schrammelmusik, música típica austriaca. No es mala idea acompañarlo de Schnitzel, ensalada de patata o embutidos ahumados. Para saber si el Heurigen está abierto, fíjate en la puerta de entrada: si ves que cuelga una rama de pino, debes entrar, porque eso significa que el vino está listo.

10. Ixelles

Fuera del área repleta de corbatas por su condición de sede de la Unión Europea, Bruselas esconde un lado mucho menos serio. Se trata del distrito de Ixelles, donde se concentra el carácter más mestizo: restaurantes africanos, tiendas de diseño belga en la Avenue Louise e impresionantes edificios de Art Noveau. Otra motivo de fama es la cerveza, ya que aquí encontrarásmás de 100 tipos que no solo se beben sino que se comen. Justo al lado de la casa de Audrey Hepburn (por si no lo sabes, nació aquí), está el restaurante Les Brassins, donde es muy recomendable probar el carbonnade a la flammande (carne guisada con cerveza Kriek). Para bajar la comida, nada como un paseo por el parque Bois de la Cambre, situado en el sur del barrio.